HISTORIA Y SUBJETIVIDAD

por Jorge Garnica

“ La historia concebida de modo marcadamente subjetivo lleva inscripta una carga utòpica, que como toda carga utòpica conlleva una crìtica al presente. “

U.M.S.

Desde el principio de los tiempos, en Argentina el cuchillo es un instrumento familiar en el campo literario. Objeto hermano ha servido tanto para la faena laboral como para la existencial. Eduardo Molinari en su muestra “ El cuchillo “ toma como metàfora este significante y lo presenta como autoridad semàntica para el recorrido conceptual de su exposiciòn de fotografìas intervenidas en la fotogalerìa del Teatro San Martin.

Molinari es un artista silencioso y activo, que elabora proyectos de largo aliento con cuidado crìtico y un registro comùn: pensar la identidad històrica y su sustancialidad prospectiva. Las obras enmarcadas sobre un fondo negro general se despliegan en bastidores apaisados que nos recuerda el formato de los soportes utilizados por el pintor Càndido Lòpez, en sus obras sobre la guerra contra el Paraguay y que afirman el corte èpico de lo exhibido.

La historia es una excusa, es leida como ficciòn por Molinari, existe un claro deslizamiento al campo estètico, hacia una comarca de sentidos difusos, de hibridaciòn sensorial, de incomodidad frente los hechos històricos documentados por las fotos de archivo. 

El recurso estilìstico privilegiado en sus intervenciones a este material històrico son los grafisnos; opera como calìgrafo y con este recurso parece corregir y denunciar las arbitrariedades que se suscitan a la hora de construir un texto (la historia es una narraciòn). 

En la literatura argentina, desde Echeverrìa a Borges,el cuchillo ha tenido un protagonismo excluyente, metàfora que ha evidenciado poeticamente cuestiones humanas y sociales profundas. Aquì se le suman las variables històricas y sus arcanos. Las imàgenes seleccionadas por Molinari son ordenadas y desacralizadas en el despliegue compositivo, pero nunca desvirtuadas. Las cargas dramàticas no son negadas, por el contrario sus potencias se amplifican en su caràcter de dispositivos. El procedimiento parece ser observaciòn, anàlisis, memoria y alteridad. Acto poètico.

El cuchillo emerge sobre la topologìa subjetiva del relato plàstico-històrico de Molinari, desgarrando en cruces el tiempo, seleccionando relaciones estructurales que ha decidido atender. Los cortes son los hechos mismos, los que el artista selecciona. Urde una estrategia de heridas simbolizadas en el despliegue modular de la muestra: grupos y subgrupos de postales argentinas. Las fisuras naturales de toda narraciòn aparecen en este despliegue, tanto en lo conceptual como en lo demarcado fisicamente asì como por la manera de distribuir las obras. Podrìan leerse como llagas abstractas de nuestro derrotero històrico. Sarmiento, Rosas, Isabel de Peròn, Oberdan Salustro, Indios aniquilados, asesinatos polìticos, etcètera. Molinari pone cuerpo real desde su mirada de artista con sensible alquimia ètica. “ El cuchillo “es una intervenciòn en la historia, un ajuste de cuenta intemporal que se dirime entre lo bello y lo siniestro.

Bajo la amable excusa de mostrar “ fotografìas intervenidas “ podremos apreciar esta importante exposiciòn durante los meses de mayo y junio, en la fotogalerìa del Teatro San Martìn. Un texto sobrio y ajustado de Juan Travnik, curador y director del espacio, està a disposiciòn del pùblico en el trìptico que edita la fotogalerìa.

mayo de 2003