POÈTICA Y TRADICIÒN (Cuatro Vientos)
por Jorge Garnica
Victor Manuel González González (1963) es un artista secreto. Residente en Argentina desde 1991, llegó de su Cuba natal para instalarse en Buenos Aires como tantos otros que el mundo recibe en esta nueva diáspora. Su formación plástica es sólida, a temprana edad, promediando sus estudios elementales es estimulado por el sistema educativo cubano, que por medio de los Círculos de Interés detecta a jóvenes con talento y los acompaña para que desarrollen sus capacidades. Es así que su adolescencia lo encuentra conviviendo con artistas y docentes ya consagrados. Alumno destacado completa su preparación en las escuelas 20 de Octubre y San Alejandro, de donde egresa en el año 1983. Más tarde se desempeñará como diseñador gráfico y técnico serìgrafo en los prestigiosos Talleres René Porto Carrero (1988-1991).
A una década de su partida de la isla presenta por primera vez en Argentina una muestra individual, que de manera silenciosa y reflexiva ha desarrollado en estos últimos tiempos, casi secretamente. Son pinturas y objetos que trazan coordenadas estéticas, se entrecruzan y confrontan, en un mestizaje plástico, donde de su cultura arcana se tensiona con fetiches de carácter sagrado y profano. El artista parece querer revelarnos aspectos de su vida y de su pueblo, para ello exhibe a destajo una imaginaría afro-cubana que conoce en profundidad. -En mi tierra estos temas son considerados tabú, no se divulgan.-, nos dice.
Todo creyente cubano sabe que a cada santo oficial le corresponde un paralelo, antigua estrategia que desarrollaron los esclavos para poder ver en las liturgias católicas a sus deidades acalladas, de esta manera cientos de años después el sincretismo religioso, pervive y alimenta el espíritu de gran parte de la población caribeña.
Cuando por alguna razón la vida se torna angustiante y los anhelos y esperanzas parecen esfumarse, el pueblo recurre a los santeros que median entre las deidades
y el ser humano corriente. Al consultárselos, estos imparten instrucciones, maneras para establecer trato con el orden mágico que anida en lo profundo de cada
creyente. Son distintas etapas, con grados de compromiso cada vez mayor por parte del devoto, uno de los más elevados es el que se establece mediante "la
ganga", un caldero que será alimentado según las instrucciones del santero y de acuerdo al tipo de origen étnico-ancestral del consultante. "La ganga" se nutre de calavera y huesos de un solo muerto, palos del monte, tierra de variada constitución y origen, sangre de animales, cadenas, machetes, etc.
Las obras que V.M.G.G. son de carácter lúdico, es un juego riesgoso y feliz que desafía prejuicios. Sus ensambles se tensionan en respeto e irreverencia, subvierten el sentido original y se resignifican en objetos liberadores carentes de nostalgia o apologías. Los materiales que utiliza son los mismos con los que se podría alimentar el sagrado caldero. Son obras de arte de alta exposición física, ventilación íntima a los cuatro vientos. Sus pinturas son solventes, sensuales y seductoras, abren percepciones distintas sobre un mundo para nosotros poco frecuente; una invitación a la trasgresión y a la contemplación de todo cosmos. Verdaderos documentos poéticos.
Esta es una oportunidad única que se nos presenta para poder comprender una codificación estética diferente, hecha de cuerpo y tradición, así como de realidad
afrolatina.
Villa Crespo, mayo de 2003.