Sobre Gabriela FRancone

por Jorge Garnica


"Lo trágico cotidiano", así llama Gabriela Francone asu video instalación que presenta en la Galería del Infinito. Como en un relato carveriano la pantalla nos permite ver una escena de la vida urbana; intrascendente, pequeña en su dimensión diaria. Un monigote de fibra sintética cumple con su rol: llamar la atención de los automovilistas para ofrecer los servicios de un garaje.

Fue hace unos pocos años atrás que Lluc Mayol, un artista catalán de paso por Buenos Aires, quien me hizo notar la existencia de estos artefactos utilitarios. Aunque recorro la ciudad, y la disfruto,  nunca me había detenido a mirarlos. A mi amigo le habían causado tanta gracia que lo usó como modelo para una fiesta de disfraz.

Francone presenta un video que guarda un misterio en su esencia: el móvil de su contenido ideológico. Sin embargo deteniéndonos en las imágenes que nos propone
(sencillas, intrascendentes como es un muñeco inflado que se agita por el impulso de un ventilador que lo insufla y lo yergue), se puede establecer un paralelo
elemental y encontrar un vínculo con la vida cotidiana y su dinámica alienante. 

La vida citadina es cruel, el prójimo se desdibuja y el trato se torna indiferente cuando no violento. Las imágenes editadas muestran precisamente una textura
que involucra la indefinición, sólo al principio del corto hay claridad retórica y es para mostrarnos una senda peatonal, luego el trabajo de cámara irá
ajustándose a la necesidad expresiva y todo transcurrirá en una "fuera de foco" (alteración de la profundidad de campo) intencional, mientras que las
tomas serán como las de un video danza; interacción para que lo que se quiere mostrar se aleje del criterio documental. 

La video instalación es sencilla, y por su simpleza, de una sensibilidad no corriente, casi como extraída de un block íntimo donde un paseante ha ido anotando
aquello que lo conmovió para un trabajo mayor. Aquí el soporte elegido ha sido digital demostrando que detrás de toda interfase existe un ser humano; también junto
a nosotros, en las calles, están nuestros semejantes. 


Jorge Garnica, 2005.