CRUJIDOS
Luis Felipe Noé: El mundo modificado.
por Jorge Garnica
"Creo en el caos como estructura. No me interesa el centro óptico que concentre la visión del espectador, ni su mera eliminación, sino la multiplicidad y oposición de estímulos. (...) Creo en la visión quebrada."
L. F. N.
Estas expresiones formaron parte de su autopresentación para la exposición "Experiencias colectiva", inaugurada en 1965 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. A treinta y ocho años de aquella afirmación Luis Felipe Noé presenta su producción reciente de pinturas sobre papel y lienzo. Yuyo, como prefiere Noé ser llamado por sus amigos, aun sostiene aquel paradigma, y además, se ha dejado atravesar por el tiempo, tanto en lo estrictamente plástico como en lo conceptual. Todas las obras expuestas permiten apreciar su lúcida posición ideológica afirmadas estilísticamente sobre el drama que reflejan. Las pinturas sobre papel condensan una agresividad, regulada por la mirada documental del artista, y son, claramente, pantallas, exacerbaciones plástica de profunda convicción, y que ya todos le conocemos muy bien. Crudas imágenes de prístino "realismo" como vomitadas por obscenas cadenas televisivas.
Original en su misterio de artista Yuyo abre brechas de conciencia con poética siniestra, hace cuerpo de lo observado y documenta con jeroglíficos plásticos el infierno de esta tragedia que es occidente. Incógnita y devenir. La guerra de Oriente, el despedazamiento de Bagdad y hasta la propia desgracia (una de las obras está compuesta por maderos calcinados de un sector de su casa que soportó un incendio), son motivo de estas obras, resueltas con materiales artísticos e industriales, de los utilizados generalmente para la reconstrucción de viviendas dañadas. Como si quisiera, en el esfuerzo por la denuncia, alcanzar algo que exceda lo plástico. Signo solidario, de militante, nada extraño en un hombre que consolidó sus ideales y conceptos éticos en la década de los sesentas. "Crujidos" es una afirmación existencial, un estrépito de huesos y fibras, que como maleza moral alimenta la sustancia de lo exhibido. Silencioso y sólo perceptible por almas con sensibilidad. Yuyo ha procesado internamente conceptos geopolíticos, discursos sociológicos y relatos historiográficos, a favor de una causa noble como es la del arte; resultado: poética emergiendo del caos de esta novela que nos es tan familiar y por conocida muchas veces negada.
Una obras de las exhibidas, se presenta como emblemáticas, estratégicamente ubicada a la entrada en de la sala de exposición, a la derecha; se titula "El fantasma de la guerra". Vemos una figura que asciende de un infierno de llamas, semeja un niño bobo, fantasmagórico, y dá lugar a una explicitud no negada en todo lo exhibido por nuestro artista en esta muestra. Quienes pudimos ver con antelación algunas de estas obras en su atelier, tuvimos la oportunidad de observar "Irak", una tela inconclusa, de tamaño mediano y menos "cuidada" que las exhibidas. "Irak" mostraba a su lado izquierdo una estructura arquitectónica difusa, podría ser una de las "Twin Towers" o parte de una edificación cristiana, soportando a su derecha la presencia de una masa plástica ominosa, apocalíptica. Una vez mas la ausencia de sutileza discursiva y la manipulación plástica (trabajo) a favor de la emoción denunciativa, por esta tragedia presentida y que el mundo presenció por T.V.. Horror apocalíptico.