Cuando lo bello se sobrepone a lo telúrico

por Jorge Garnica

El cuerpo de una criatura cubierto por un barro viscoso abre la exposición de la fotógrafa Guadalupe Miles (n.1971), que se expone en la Galería de fotografía del Teatro General San Martín. Un conjunto de obras con una clara “luz argentina” nos conecta con la realidad social y la naturaleza chaqueña; “Chaco” es el nombre de la muestra. 

Esta joven fotógrafa se internó con su cámara en los asentamientos indígenas para mostrarnos que existe otra posibilidad de belleza y presentar, además, una alternativa por sobre los clisé del llamado arte "comprometido”. Ninguna de las tomas que componen la serie expuesta niega la triste realidad que viven estos pueblos del norte de nuestro país, sojuzgados, negados.  

Guadalupe Miles exhibe la bondad de los cuerpos jóvenes de estos habitantes del monte, así, adolescentes y muchachos son retratados con sensualidad y delicadeza poco frecuente. Sumergidos en lodazales, en charcos con restos de maleza, entre las piedras, las figuras emergen de su estar como frutos inesperados, semidesnudos, en ropa interior impregnada de arcilla. Hay dignidad y respeto por lo observado: cuidado. 

Otras fotos documentan restos de tejidos primitivos, cabelleras hirsutas, pieles de animales, entremezcladas con la tierra elemental..., y todo  esto que parecería no ser convocante para una mirada sensual, se nos revela como un manifiesto vindicativo y erótico a partir de un saber secreto que queda al descubierto en la mirada de esta artista. Conocimiento de lo humano declarado en simples dispositivos icónicos; sin ardides escenográficos. La fotografía de Guadalupe Miles se inscribe en postulados similares a los de la panameña Sandra Eleta y en lo que en determinados ámbitos académicos se ha dado ha conocer como “regionalismo”, y sin embargo sale indemne de este corcé teórico, así mismo del estereotipo “cibachrome” tan en boga por estos días; debido a ciertos “procedimientos de verdad” explícitos lo largo de la exhibición.